Pequeños y corrientes

La cotidianeidad ofrece un amplio campo de experimentación. Pequeños y corrientes gira alrededor del concepto de cotidianidad; pero no se centra en acciones típicas. Todo el interés surge sobre todo en las pequeñas cosas que casi siempre se pasan por alto por el simple hecho de considerarse banales. Conversaciones y gestos que, aunque parezcan simples y carentes de significado, desencadenan una serie de procesos que conllevan a actuaciones para nada azarosas. Y es que nada ocurre por azar, todo es provocado. Y son esas pequeñas intersecciones las que nos hacen elegir un rumbo u otro; simplemente eligiendo cosas tan aparentemente inofensivas como qué ropa ponernos o si tomar el café de las mañanas sólo o con leche...

La serie Pequeños y corrientes está compuesta de retazos de conversaciones. Siempre hay varios personajes que mantienen una conversación; aunque las frases y las ideas van en distinta dirección. Es como si tratásemos de mantener una conversación sobre un tema determinado en dos idiomas diferentes, y los interlocutores estuviesen destinados a no entenderse jamás. Se puede considerar a un tercer interlocutor, el espectador, el cual tiene la llave de dichas conversaciones. Ve y oye lo que ocurre dentro de las imágenes, participa de ellas en una suerte de voyeur que tienen la sensación de estar asistiendo a una situación que no le corresponde, y que a la vez tiene la obligación de concluir.

Generalmente son imágenes tremendas, sórdidas, pero con cierto regusto irónico. Son agridulces.
En ellas se aprecian influencias de la cultura actual; desde escenarios teatralizados compuestos de escena imposibles o arquitecturas inviables, hasta referencias a la música o el cine en los títulos o en las mismas relaciones tratadas... También se aprecian en ellas referencias a cuadros o piezas conocidas de la historia del arte. Aparte de ello, los casos sociales actuales,las relaciones...cualquier elemento ajeno en un principio hace que se creen las situaciones que pueden dar lugar a otros tipos de desarrollo; todo ello siempre cargadas de una fina ironía. Al fín y al cabo, de miedos estamos cargados todos; y de mitos vivimos rodeados... Y todo ello, mezclado con verdades y mentiras constantes.